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ESPANA 1995 (E3352) H BARCOS DE EPOCA 19p 1

ESPANA 1995 (E3352) H BARCOS DE EPOCA 19p 1

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Descripción / observaciones

1995 nos deja dos hojitas bloque (Edifil 3352 y 3353) de la serie Barcos de Época y tres sellos de la serie Deportes Olímpicos de Plata. Los barcos aquí representados son el navío “San Juan Nepomuceno” y el navío “San Telmo” El San Juan Nepomuceno, construido en Guarnido (Cantabria), fue un navío de línea de 74 cañones de la Armada Española. Desde su construcción se reveló como un barco muy velero, aunque poco ágil en las maniobras cerradas a pesar de su revolucionario casco. Aun así fue asignado para desempeñar funciones de exploración o de caza de barcos menores. En 1767 desempeñó su primera misión, al escoltar hasta los Estados Pontificios a los barcos con los jesuitas, desterrados de España por el gobierno de Carlos III. Años más tarde desarrolló acciones en aguas caribeñas, coincidiendo con un período de hostilidades entre España e Inglaterra. Llegó a ser navío insignia de la flota. Participó también en la guerra contra la Francia revolucionaria, conflicto en el que España, fue aliada de Inglaterra. En 1803 Cosme de Churruca pasó a ser capitán del barco, destacado marino y militar y uno de los personajes más ilustres de la Armada Española de la época. En 1805, el San Juan Nepomuceno tomó parte junto con el resto de la flota hispano-francesa en la Batalla de Trafalgar, en la cual fue capturado tras rendirse y llevado a la base de Gibraltar por la flota inglesa. Fue uno de los últimos barcos en rendirse, se batió al principio contra dos navíos ingleses y más tarde contra cuatro, cuando otros navíos españoles y franceses ya habían abandonado la lucha. Su capitán, Cosme de Churruca, herido de muerte, prohibió a sus oficiales rendirse y ordenó continuar la lucha. Su segundo comandante, Francisco de Moyna, también acabó muerto. Finalmente, al alcanzar los 100 muertos y 150 heridos a bordo, el oficial al mando ordenó rendirse. En ese momento, es posible que el San Juan tuviera hasta seis navíos ingleses cañoneándole. Tras la batalla de Trafalgar, fue tomado al servicio de Gran Bretaña como HMS San Juan y sirvió como pontón en Gibraltar durante muchos años. En honor al valor de Churruca, se colocó una placa con su nombre en la cabina que él había ocupado mientras que permaneció a bordo, y se ordenó que todo el que la entrara, se quitara el sombrero como muestra de respeto a un enemigo tan digno. Para describir al navío “San Telmo” acompaño parte de un relato de un buen amigo, el capitán de navío Luis Mollá Ayuso. El San Telmo era un navío de 76 cañones. Tenía 53 metros de eslora, 14,5 de manga y 7 de puntal que le daban un desplazamiento de 2550 toneladas. Había sido botado el 20 de junio de 1788 en los astilleros de Esteiro en Ferrol. A finales de 1818 y en vista de la continua zozobra en que vivían nuestras posesiones al otro lado del Atlántico debido a los continuos conatos de insurrección de los independentistas, se resuelve el envío de una expedición que complemente a otra enviada un año antes y que se muestra impotente ante la ayuda que los independentistas reciben en Perú de la flota inglesa. Además del San Telmo completaban la expedición las fragatas “Prueba” y “Mariana”, además del también navío “Alejandro”. La expedición, no sin múltiples dificultades, se hizo a la mar el once de mayo de 1819, con viento fresco de Levante. A los pocos días el “Alejandro” se vio obligado a regresar en vista de sus numerosas averías y vías de agua. El resto de la División continúa su andadura tocando en Río de Janeiro y Montevideo, donde esperan al mes de septiembre tratando de cruzar el tempestuoso cabo de Hornos coincidiendo con la primavera austral. Los tres barcos alcanzan juntos el paso de Drake. A partir de aquí los fuertes vientos de poniente obligan a los buques a derivar al Sur mientras esperan vientos favorables. Sin embargo el cabo de Hornos se muestra implacable y las tormentas se suceden unas a otras hasta que los buques no pueden mantenerse juntos y se dispersan. Las viejas cuadernas del San Telmo, sencillamente no lo resistieron y cuando la “Prueba” y la “Mariana”, con una semana de diferencia, confirman su llegada al Apostadero de El Callao, esta última informa haberse separado del “San Telmo” un mes antes, el dos de septiembre, en 62º Sur y 72º Oeste, un punto donde las corrientes y los vientos derivan directamente al norte de la isla Livingston. Para entonces el navío ferrolano ya arrastraba serias averías en timón, tajamar y verga mayor. A pesar de que en los últimos años desentrañar el misterio del San Telmo ha constituido uno de los objetivos de nuestro buque de investigación oceanográfica “Hespérides”, que ha incluido entre sus objetivos el llamado "Proyecto San Telmo", no ha sido posible dar un paso en dirección alguna. El propósito principal del "Proyecto San Telmo" ha sido por supuesto encontrar los restos del navío perdido, aunque también ha incluido la búsqueda de cualquier indicio en tierra que confirme la llegada del buque a la isla para, a partir de ahí, tratar de reconstruir la vida y la muerte de su desdichada tripulación. Pero ninguna noticia del San Telmo, nada que permita aventurar el final del barco o de su tripulación. ¿Qué fue del barco? ¿Se estrelló contra los afilados acantilados, o embarrancó en la costa? ¿Qué pasó con su dotación? ¿Murieron ahogados o quizá de frío? Hoy sabemos que entonces las temperaturas en la Antártida eran un par de grados más frías que las actuales. Si sobrevivieron al naufragio: ¿Acamparon o excavaron alguna de las cuevas descubiertas? ¿Se alimentaron quizá con los múltiples restos de animales que encontraron los ingleses mes y medio después? ¿Intentaron tal vez los supervivientes ganar costas más benignas mediante el empleo de balsas? Preguntas sin respuesta. Lo único cierto es que los 644 hombres que navegaban a bordo del navío español continúan esperando desde su sudario de hielo que alguien ponga final a su historia, que alguien encuentre ese eslabón que los una para siempre con la gloria de ser los verdaderos descubridores póstumos de la Antártida. filatelia mar y barcos juancar

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